viernes, enero 04, 2008

Estados de ánimo


1 comentario:

Anónimo dijo...

El acordeonista toca mientras la multitud le da la espalda y una mujer, cerca, muy cerca, mira hacia otro lado... pero el acordeonista sigue tocando, abatido y tenaz, esa música que late al compás de su corazón.
Creo que la mujer del primer plano aunque no le mire le escucha, no sólo con los oídos, sino con todos los poros de su piel.
Es una fotografía preciosa.