miércoles, octubre 07, 2009

Las personas y la música

Esta mañana me he levantado pensando en que al igual que con la música, me gustan las personas con cierta profundidad. Que transmitan. Se puede hacer un paralelismo entre ambas cosas, entre la gente y la música. Un picado de Paco de Lucía, Norman Blake cantando “You’re my sunshine”, Yo-yo Ma con un preludio de Bach…todos ellos tienen en común que crean una música profunda que se puede considerar arte sin lugar a dudas. Y sin embargo son de orígenes bien diferentes. Podemos valorar a un músico que sea muy técnico, pero si no transmite no tendremos nada. Por el contrario, nos podemos encontrar a músicos que con poca técnica transmiten un montón. La única manera de transmitir en tu música es trabajándolo, y hay cosas que ayudan, si te rodeas de buenos músicos aprenderás y se te pegarán muchas cosas. Por eso es importante rodearse de buena gente, que tenga profundidad y transmita. El estilo no importa mucho. Pueden ser altos, bajos, negros, blancos, ricos, pobres… lo que sí es cierto es que determinados estilos se prestan de una forma curiosa. Por ejemplo: es más fácil encontrar profundidad en el jazz que en el pop. Si entras en un bar de pijos ya sabes en gran medida lo que te vas a encontrar ¿no? Aun así a veces te sorprendes, pero yo creo que si te gustan los pasteles tendrás que ir a una pastelería, no a una charcutería.

También creo que uno afina más cuanto mayor es su conocimiento de las personas. Cuando eres adolescente te gustan cosas que luego de adulto reconoces con cierto sonrojo, pero que sin duda forman parte de tu proceso de aprendizaje. Uno no llega a John Coltrane de forma directa muy a menudo. Y por eso es fácil que si conoces a Neil Young sepas quién es Melendi, pero hay mucha gente que conoce a Melendi pero no sabe quién carajo es Neil Young. Cuando eres adolescente pasas gran parte de tu tiempo intentando que te admitan en pandillas de gente que tiempo después defines como “boba”. Supongo que es importante buscar y aprender.

A veces te pones un disco de Madonna (es un ejemplo) para hacer el tonto, porque como dice la biblia hay un momento para todo. Pero admitámoslo, lo que realmente te hace vibrar, lo que te pone la piel de gallina no es eso. Una vez que Anour Brahem te toca la fibra no hay vuelta atrás. Puedes tomarte unas cañas con esos “amigos” que conociste el otro día y pasártelo bien, pero lo que te hace encontrarte contigo mismo es una excursión a un hayedo maravilloso un domingo por la mañana.

Creo que en estos tiempos que vivimos la gente tiene miedo de la profundidad. Porque te hace vivir la vida más intensamente, y eso conlleva dolor. Sin embargo el dolor forma parte de la vida, igual que la tristeza y la alegría. Pero “lo normal” es decir que el sábado estuviste con esos amiguetes hasta las mil y te cogiste un pedo indecente mientras escuchabas a Shakira. Lo “anormal” es madrugar el domingo para ir de excursión escuchando a Glenn Gould.

Supongo que es más fácil ponerse a Estopa en el coche y no pensar mucho.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que no tienes en cuenta en tu analisis es que los de Estopa realmente creen en lo que hacen, para ellos tiene sentido; y cuando alguien escucha sus canciones con sus letras de desamores, por mucho que sean burdas se identifica con ellas y se emociona, y esa emocion, ese sentimiento, es real y procede del mismo sitio profundo que los tuyos...

Isma dijo...

No estoy para nada de acuerdo. No creo que los Estopa crean mucho en lo que hacen (y si es asi lo hacen desde la ignaorancia, porque si fueran conscientes de la basura musical que hacen se retirarían avergonzados a un monasterio budista). Y por otro lado la gente que veo que se emociona con Estopa también debería investigar. Creo que es un proceso de aprendizaje, la profundidad que yo sentía cuando en mi adolescencia escuchaba a Van Halen es infinitamente menor que la que siento escuchando a Vicente Amigo. No creo que proceda del mismo sitio, y creo además que es un proceso en evolución